• Blade Runner: 1982-2007


    Aunque algo tarde, y de forma desfasada (es decir, fuera de fase), celebraremos los 25 años del estreno de Blade Runner rescatando una vieja crítica que hice hace... un par de años, mínimo.

    Ea, que nos sea de provecho.

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    Una megalópolis futurista atestada de gente, perpetuamente bañada por una lluvia de aspecto malsano y cubierta por exhalaciones subterráneas y vapores y humos de las chimeneas industriales.

    Un deseo de supervivencia tal que provoca la rebelión contra el amo, la búsqueda en su misma casa de las respuestas a las preguntas inherentemente humanas: qué, cuándo, por qué. Jugarse la vida misma para satisfacer las respuestas, desechando el vivir y morir lejos del odio y de la infamia en pro del deseo de saber, de conocer.

    La duda y el remordimiento humanos. ¿Qué es un ser vivo, sino en ser que siente y padece? ¿Qué es un humano, sino un ser vivo que siente y padece, que ama, odia, es feliz y desdichado, que se relaciona en comunidad y es consciente de ello? ¿No nos convierte en humanos la conciencia misma de nuestra existencia?

    No existen almas, ni espacios, ni Tiempos. Sólo nuestra percepción de ello. La necesidad de computar e intentar abarcar algo tan infinitamente extremo como la existencia misma. La duda ante la reflexión. La duda ante la vida.

    Y un canto final, una alegoría del verbo que pretende representar míseramente la conciencia de la propia existencia. Pero un canto bello, no obstante, que refleja la importancia de la intensidad de lo vivido, no de la cantidad. Y la reflexión final, el terrible desenlace de todo, que se pierde con la muerte. Nada hubo antes de uno mismo, y nada habrá tras uno mismo. Lo vivido, lo experimentado, se perderá irremediablemente con el propio ser.

    El deseo de arañar a un ficticio destino algo más de tiempo, para vivir, o creer que vivimos, lo suficiente. Que hemos aprovechado nuestro tiempo. Quizá el deseo de prevalecer, el animal instinto de supervivencia. Pero la muerte es inevitable: puede o no aceptarse su llegada en el fuero interno de uno mismo, pero ésta es implacable.

    Al final de todo, sólo importa cómo has vivido.

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  • 1 comentarios:

    El autor del Blog dijo...

    Solo decir que es mi pelicula favorita. Como añoro peliculas asi!!!