Del libro de Ramón Soriano y Luís de la Rasilla "Democracia vergonzante y ciudadanos de perfil" y su proyecto de ecociudadanía sale este pequeño resumen esquemático para todos aquellos interesados en el concepto. EL CONCEPTO DE ECOCIUDADANÍA
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QUÉ ES LA ECOCIUDADANÍA
La ecociudadanía se define como “la ciudadanía consciente de la pertenencia a una sociedad sostenible y de responsabilidad global, y que obra en consecuencia en base a esta responsabilidad”.
El ecociudadano es aquél que, consciente de su pertenencia a dicha sociedad sostenible y de responsabilidad global decide autoatribuirse, en el ejercicio de su autonomía plena y de su voluntad, legitimación para intervenir en el gobierno de la res publica planetaria. Ejercer la ecociudadanía conlleva una implicación participativa y el sobrepaso de los estrechos márgenes del Estado-nación.
POR QUÉ ES NECESARIA LA ECOCIUDADANÍA
Primeramente, la ecociudadanía otorga a la democracia ciudadana un marco de acción (global) y una base de acción. No obstante, la ecociudadanía se ofrece como posible respuesta a diferentes problemas:
Los problemas de la democracia actual.
La ecociudadanía responde a los problemas de la democracia representativa, a saber, la delegación de la soberanía, la corrupción, la partitocracia, el cuestionamiento ciudadano de la efectividad de las instituciones y la acción de los grupos de presión y lobbies sobre los poderes.
La ecociudadanía responde a la crisis del Estado, que actualmente se ve superado por factores exógenos (globalización), endógenos (cuestionamiento interno de la soberanía y del propio Estado, ejemplificado esto en la explosión actual de nacionalismos) y la puesta en duda del propio sistema (el cuestionamiento de las instituciones).
Diferentes problemas globales, que requieren soluciones globales.
Sociedad sostenible y responsabilidad global, con el medioambiente y con los propios seres humanos.
La necesaria globalización de la democracia.
Globalizar la democracia a un nivel supraestatal, que englobe a cada ser humano de este planeta, hacerla al tiempo ciudadana/participativa, y ponerla al servicio de la ecociudadanía, es esencial para atajar los graves problemas globales que causa la globalización y el sistema de desarrollo actual y así “minimizar” los efectos negativos.
No obstante, globalizar la democracia y/o ejercer la ecociudadanía se enfrenta a un grave problema: la Sociedad Internacional (SI) es un espacio extraño a la democracia y al control ciudadano, cuando paradójicamente resulta clave en la vida de éstos. Asimismo, la SI se ha mostrado no ya reacia, sino directamente contraria, a cualquier intento de democratización. Esto se explica por varios factores, a saber, una cultura política de carácter internacional prácticamente inexistente, y una nula intención de cambiarlo, sumado esto a los límites institucionales que actualmente sufre la democracia; está ligada al Estado y encerrada dentro de él.
PREMISAS DE LA ECOCIUDADANÍA
a) Es una democracia ciudadana, no representativa.
b) Los intereses de los seres humanos están por encima de los Estados y de la dinámica globalizadora.
c) Los ecociudadanos tienen derechos, pero también tienen deberes.
d) La necesidad de impulsar esta ecociudadanía, consciente y responsable, es una necesidad.
e) Para lograr el impulso de la ecociudadanía se debe iniciar un proceso educativo que conciencie a las personas de su necesidad.
f) El medio para alcanzar el fin de esta ecociudadanía es el federalismo.
g) Para lograr su éxito y su independencia este impulso debe ser llevado a cabo por la sociedad civil.
LOS PORQUÉS DE LA SOCIEDAD SOSTENIBLE Y DE RESPONSABILIDAD GLOBAL
Existen múltiples porqués para impulsar una sociedad internacional ecociudadana. Aquí tenemos algunos ejemplos:
- Una cultura dominante agresiva, consigo misma (otros seres humanos) y con el entorno (de recursos limitados).
- El desarrollo del presente no debe hipotecar ni condenar a las generaciones del futuro.
- La globalización implica numerosos factores negativos que no pueden abordarse desde el Estado-nación: económicos, culturales y sociales. La globalización se caracteriza además por ser insostenible, insolidaria e irresponsable.
- La falaz idea que identifica el progreso con la acumulación de bienes.
- El olvido de las injusticias globales que se comenten diariamente para sostener el modo de vida de Occidente.
- Individualmente, nuestra contribución a estas injusticias. Nosotros no somos neutrales en este conflicto.
PROBLEMAS DE LA ECOCIUDADANÍA
Frente a la ciudadanía clásica, cuyo marco de acción es el Estado (un territorio) y las instituciones (reconocimiento de la misma y garantía de derechos y deberes), la ecociudadanía tiene un marco de acción planetario no reglado ni protegido. Así, sin un territorio, sin marco jurídico protector y con una SI hostil a ella, la ecociudadanía se encuentra sustentada en la actitud y voluntad de los ecociudadanos.
De mismo modo, los anquilosados ciudadanos actuales, receptores pasivos de las prebendas del Estado, acomodados y faltos completa y totalmente de la concepción republicana (participativa) de la ciudadanía se muestran reacios a cualquier cambio en el statu quo. Igualmente, el fundamentalismo democrático-representativo presente en Occidente se opone a cualquier tipo de cambio.
INSTANCIAS ECOCIUDADANAS DE ACCIÓN POLÍTICA
El objetivo de las instancias ecociudadanas de acción política es posibilitar dicha acción política desde la perspectiva de la ecociudadanía en las tareas de orientar, influir y controlar el ejercicio del poder político, en aras de la defensa de los intereses comunes de los seres humanos.
Se articulan como plataformas de actuación y grupos de presión para promover el cambio, no como partidos políticos estatonacionales con intención de lograr el poder político.
Algunos ejemplos de las instancias de acción política ecociudadana pueden encontrarse en http://www.ecociudadania.org/
¿ES VIABLE LA ECOCIUDADANÍA?
La consecución final, el objetivo último de la ecociudadanía implicaría, en el medio, la instauración de un sistema federal global, democrático y participativo, responsable y solidario. Para ello tiene que enfrentar la voluntad contraria de los Estados y la Sociedad Internacional, al tiempo que tiene que lidiar, para cambiar mediante una educación dialéctica, la mentalidad anquilosada de los ciudadanos (la gran mayoría de los ciudadanos) cuyo enfoque visual muere en la frontera de su Estado.
Superar estos escollos no es cosa baladí, no cabe duda. Y muy probablemente lograr una consecución plena del proyecto ecociudadano sea una máxima inalcanzable. Empero, lograr cualquiera de los diferentes mínimos de este proyecto significaría un notable avance para los seres humanos y su modo de convivir entre ellos, y ver, disfrutar y entender el espacio físico donde viven (la Tierra) por encima de nimias divisiones estatales, que a la postre son coyunturales y siempre artificiales.
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